Una foto de Andy Warhol, otra de Kate Moss, varios muñequitos de juguete. El universo de Gustavo Samuelian, que creó Bolivia en 2005, se expresa en un edificio fabril de tres pisos en el corazón de Villa Crespo (Buenos Aires), que es taller de muestras, estudio de diseño y depósito.
Acaba de presentar su colección de verano en Bafweek, sueña con abrir locales donde "no se trate solo de comprar ropa" y se anima, como un Flaubert de la moda, a afirmar: "Bolivia soy yo".
Oficio heredado
La madre de Samuelian costuraba para ella misma hasta que falleció su marido; a partir de allí, para poder mantener a sus hijos, decidió dedicarse profesionalmente al oficio. El padre trabajaba en la galería El Sol, un espacio de arte y tapices muy conocido. “Mi casa estaba llena de hilos y de ropa. A veces, como éramos flaquitos, los vestidos nos los probaba a nosotros”, cuenta.
Samuelian quería estudiar Sicología, pero realizó un curso de Diseño de Modas y trabajó en Motor Oil hasta que abrió su estudio. “Pero me pasaba que, como siempre me vestí raro, la gente me preguntaba si era diseñador”.
Bolivia...
El nombre viene de un bar ‘under’, además que su suegra es boliviana. Samuelian cuenta que en el imaginario popular argentino no es algo glamuroso: la gente piensa en la cholita. “Quería sacarlo de contexto y llevarlo a un lugar extremo para que adquiriese otro significado. El nombre era fuerte; algunos me decían que estaba loco; otros, que estaba buenísimo. Nadie me preguntaba: ¿Cómo era que se iba a llamar?", explica.
Para el diseñador, Bolivia es él, por la diferencia de estilos. En Bolivia asegura que está lo militar, la onda trabajador inmigrante de Levi´s 1890, la parte más ‘dandy’ y la parte roquera.
El diseñador argentino también creó la marca Divina Bolivia, para aquellas mujeres que ingresaban a su tienda en busca de tenidas varoniles para ponérselas ellas. ¿Sus influencias? Asegura que son el rock, el cine y la literatura
No hay comentarios.:
Publicar un comentario