lunes, 18 de noviembre de 2013

Facebook y redes sociales comprueban su poder en caso Paola Belmonte

No hay donde perderse, las redes sociales acaban de doblar el brazo de los medios de comunicación en el polémico caso de la presentadora de televisión, Paola Belmonte, del programa Zona Pública. A esa conclusión llegaron analistas en materia de comunicación social y sociología al formular una evaluación a 17 días de cruda polémica, a raíz de unas imágenes que atentan contra la vida privada.

El "facebook" fue la herramienta más utilizada para defenestrar moralmente a la presentadora que acabó despidiéndose de sus programas de radio y televisión, donde había acumulado una masiva cadena de seguidores, que tras ver escenas de un video íntimo ocultamente grabado, cambiaron su rol para volverse en jueces morales de esta crisis.
El sociólogo Ramón Gosalvez dijo que no hay antecedentes inmediatos en Bolivia donde un personaje se vea envuelto en un "escándalo" a nivel de redes sociales, tomando en cuenta que se trataba de una profesional ligada a programas con tinte de "paparazzi" de la televisión, dedicada – entre otras cosas – a descubrir secretos en la vida ajena de personajes vinculados al mundo de farándula y el espectáculo.

Manifestó que en este caso particular, ante la falta de información de parte los medios convencionales, los ciudadanos activaron todos los elementos de un periodismo ciudadano valiéndose de las redes sociales, que fueron las ráfagas de información y un medio eficiente para expresar su malestar y condena. "No era necesario informar con precisión y detalle ni mostrar las escenas que de por sí se inhabilitan, pero era necesario informar porque muchos televidentes no tenían acceso a la internet, pero por chismes y relatos ya se imaginaron de lo que se trataba. Aquí se puso a prueba la profesionalidad de los comunicadores de la televisión para saber equilibrar entre la necesidad de informar y la responsabilidad de no dañar, pero está claro que aquí, se aplazaron", sostuvo.

Para el sociólogo y catedrático de la Universidad Mayor de San Andrés (UMSA), Marcelo Vera, no cabe duda que este polémico caso constituyó una derrota de la televisión frente a la comunicación tecnológica alternativa, porque mientras la televisión y la radio obviaron o pasaron por alto este caso de interés ciudadano, las redes sociales cubrieron una necesidad de información y suplieron un canal de opinión."Por demostrar un sentido de responsabilidad, pecaron. Terminaron encubriendo un caso que ya estaba bien posesionado en el imaginario colectivo de todos aquellos que accedieron al internet", comentó Vera, al señalar que los ciudadanos se dieron modos de expresar sus opiniones sobre a lo que probablemente algunos consideren inmoral y otros algo normal, pero poco adecuado para un personaje público.

Sostuvo que el controvertido caso también ha enviado un mensaje: que la gente quiere de los personajes públicos gocen de integridad moral, ética y demandan medios de comunicación social equilibrados, por lo que recomendó a los comunicadores de televisión aprender de esta dura lección. "Si hacen una evaluación, las redes sociales defenestraron a la presentadora, mientras los medios de la televisión se ocultaron en el silencio, salvo algunos periódicos que dedicaron tibiamente un espacio reducido a la información y grandes espacios de opinión a la defensa de la vida privada", sostuvo.

Recordó que los canales bolivianos, cuando recogieron un video erótico de una ministra de Costa Rica, dieron una amplia difusión a las escenas sin el menor reparo de responsabilidad moral, pero en este caso "hubo un silencio cómplice que afecta a la credibilidad de los medios convencionales". Dijo que ahora está probado que las redes sociales tienen su espacio y son capaces de influir, posesionar temas y cambiar comportamientos, porque ante tanta presión de los internautas, la presentadora tuvo que abandonar las pantallas y los micrófonos hasta un adiós sin fecha de retorno.

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