lunes, 16 de marzo de 2015

Harold, skate or die en las venas

Calcular el número de caídas, dislocaciones y marcas en su piel es una tarea casi imposible para Harold Villarroel. Cada una de ellas se caló en su carne (y en sus huesos) para recordarle que está vivo y que su pasión por el skate va inyectada en su sangre.

Harold, también modelo, eligió pasar 14 años al lado de la patineta. El hecho de tener que cambiarla cada dos meses es un duelo necesario que este skater cochabambino profesional acepta con naturalidad porque sabe que es parte de lo que él llama estilo de vida.

Tiene 25 años y nació en la Llajta, pero se crió desde los 3 en Estados Unidos, donde aprendió a amar este deporte urbano poco practicado en su país natal.

Su talento sobre el patín es innegable. La sintonía que logra junto a las tablas es algo que solo él puede entender a plenitud.

Realizó sesiones de fotos en los escenarios más reconocidos de EEUU, como en Radio Korea; y uno de sus próximos desafíos es armar su book (carta de presentación en fotos). “No es un deseo. Tengo que hacerlo”, dice, agregando que lo hará junto al productor internacional Javier Almijo.

Apostar por radicar en Bolivia no es algo que contemple. Siente que aquí no hay apoyo y que eso lo obliga a retornar a suelo norteamericano. “Tengo que irme. Es una pena. Otros países dan más oportunidades”, asegura.

“Todo el mundo piensa que el skate es subirte a la patineta y andar por ahí. No. Es un mundo. Hay estilo de ramplas, calle, gradas y piscinas. He hecho todo. También son 14 años”, dice, entre risas.

Harold fue invitado para ser imagen en la Expocruz, propuesta que analiza y ve como gran ventana. “Aquí hay talento, pero los deportistas se frustran por el poco apoyo”, insiste.

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